Peñíscola
Hacía ya muchos años que no me acercaba por Peñíscola y la verdad es que la he vuelto a descubrir. En estos tiempos en los que parece (afortunadamente) que se está poniendo de moda lo tradicional y artesano, encontrarte con un pueblo marinero que ha sabido mantener y cuidar su historia no está nada mal. . . yo diría, que casi reconforta. Ahora parece que el verdadero lujo del siglo XXI reside en encontrar un pan hecho a mano un queso de pueblo o una cerveza artesana.
Si hubo un tiempo en que nos desplazábamos a las grandes urbes con sus altos rascacielos y sus inmensos comercios, a lo mejor nos tenemos que ir planteando volver, si no para siempre, de vez en cuando en busca de un tiempo de paz y tranquilidad a estos remansos llamados pueblos, aldeas, y porque no, algún barrio alejado de la ciudad buscando aires nuevos.
Pues bien, el casco antiguo de Peñíscola sería uno de esos lugares en los que muy a gusto esta que os cuenta se perdería. Ir a Peñíscola al atardecer fue lo mejor que pudimos hacer sobre todo para fotografiarla , le di descanso a mi sherpa de mis pesados bártulos y me dispuse a recorrer las empinadas calles sola, con mi cámara en ristre , apoyándome donde podía, para lograr una imagen lo mas nítida posible. Lo que ya no pude es entrar al castillo Templario, lo dejaremos seguro, para otra ocasión.
La verdad es que no me extraña que hasta el director de Juego de Tronos se haya fijado en esta fortaleza para uno de sus capítulos, ha sido escenario de éxitos cinematográficos como » Calabuch» o»El Cid
Ya me imagino a los de las casas nobles de poniente a los siete reinos o… a los mismísimos Lannister paseando por sus empedradas calles, es lo que tiene ser uno de los pueblos más bonitos de España, (aunque dice wikipedia que es ciudad desde 1707).
El castillo está unido a la historia de uno de los personajes más curiosos de la historia de España: El Papa Luna, quien construyó aquí su sede papal. También puedes admirarlo desde el mar ya que hacen travesías en barco bordeándolo y poder contemplarlo desde otra perspectiva.
Cuando paseas por sus calles, surgen dos contrastes, el ambiente turístico, con el placer de poder perderse por sus callejuelas empedradas, empinadas y brillantes. Es un lugar que nunca parece quedarse dormido, la zona amurallada esta siempre llena de caras curiosas, el mercado callejero que no cierra hasta altas horas de la madrugada y en el paseo marítimo un montón de bohemios nocturnos (como una servidora) apurando la noche hasta el final de la fiesta.
Comentarios recientes